La decisión adoptada por el Gobierno sudafricano el 28 de marzo de 2024 de prohibir la cría de leones en cautividad con fines comerciales representa un gran cambio. Sin embargo, en medio del optimismo que rodea esta decisión, también hay retos y escollos que deben abordarse para garantizar una transición sin problemas.
Una de las preocupaciones más acuciantes es el destino de los aproximadamente 10.000 leones actualmente en cautividad en instalaciones de Sudáfrica. Con la prohibición de la cría, se plantean preguntas sobre el bienestar y el futuro de estos animales. Han sido criados en cautividad y no tienen las habilidades necesarias para sobrevivir en la naturaleza. Liberarlos en hábitats naturales no es una opción viable y supone un riesgo importante tanto para los leones criados en cautividad como para las poblaciones salvajes.
Además, la prohibición de la cría comercial crea una crisis potencial para el bienestar de estos leones criados en cautividad. Llevará a la negligencia, el abandono y la eutanasia de los animales excedentes. Garantizar el trato humano y el cuidado adecuado de estos leones es de vital importancia a medida que Sudáfrica se aleja de la industria del león en cautividad. Sería contraproducente para la imagen pública que Sudáfrica está tan ansiosa por pulir, que aparecieran en las redes sociales imágenes aún más horribles de leones abandonados y maltratados.
Otro escollo radica en las implicaciones económicas de la prohibición de la cría. La industria del león en cautividad ha sido un negocio lucrativo, que ha generado importantes ingresos a través de actividades como la caza enlatada, las granjas de animales de compañía y el comercio de huesos de león. Habrá que compensar a los criadores y a los grupos de presión de la caza, y el gobierno sudafricano no dispone de ese dinero. Si no se compensa a los criadores, esto dará lugar a una larga batalla legal con el gobierno, que no hará sino agravar la difícil situación de los leones en cautividad.
Además, es esencial aplicar estrictamente la prohibición de la cría y la normativa sobre instalaciones de cría en cautividad para evitar que continúen las actividades ilegales y garantizar el cumplimiento de las normas éticas. Para ello puede ser necesario aumentar la supervisión, el control y la penalización de los infractores.
En términos de impacto en la conservación, el fin de la industria del león presenta tanto oportunidades como retos. Aunque poner fin a la explotación de leones criados en cautividad es un paso importante hacia prácticas de conservación éticas, el bienestar y el futuro de la población salvaje deben vigilarse cuidadosamente para evitar consecuencias no deseadas, como el aumento de la caza de trofeos de leones salvajes.
La adopción de la prohibición se produce poco después de que el gobierno sudafricano debatiera una nueva propuesta sobre la utilización para el consumo de la fauna salvaje. La utilización de animales salvajes para el consumo entraña importantes riesgos éticos, medioambientales y económicos. Preocupan el bienestar de las especies, la integridad de los ecosistemas y la sostenibilidad a largo plazo de las poblaciones. Los críticos también cuestionan el supuesto de que la caza y las formas de utilización comunitaria son necesarias para la conservación y apuntan a planteamientos alternativos que dan prioridad a la no utilización para el consumo, como el ecoturismo y la protección del hábitat. También se teme que la legalización de la utilización para el consumo provoque un aumento de la caza furtiva, el comercio ilegal de especies silvestres y la corrupción. La amenaza para las especies amenazadas, cuyas poblaciones ya están en declive debido a la pérdida de hábitat, la caza furtiva y otras actividades humanas, podría agravarse.
